Extraños en un tren (Strangers on a Train)
(1951)
Ficha
tecnica Comentario Carteles
Alfred Hitchcock nos ha conseguido convencer de lo peligrosas que son las cosas
mas cotidianas, desde los pájaros hasta las duchas, y en esta ocasión nos
cuenta las consecuencias letales que puede tener hablar con un extraño en un
tren
La película, rodada en blanco y negro en 1951,
está llena de los guiños que solo un genio como su director puede
crear, como la presentacion de los protagonistas por sus pies. Sus muy
diferentes zapatos avanzando por el andén hacia el vagón, para despues mostrar
sus espaldas en movimiento, es el primer acercamiento a dos muy diferentes
hombres
La conversación casual que se puede iniciar en un tren entre dos
personas que no se han visto nunca y que se ven obligadas a compartir un espacio
reducido durante un periodo de tiempo, culmina en este caso en el compartimento
de Bruno Antony, rico sin oficio, que propone a Guy Heines, famoso tenista, un
trato: él le librará de su esposa, sin necesidad de acudir al divorcio, para
que pueda casarse con Anne Morton, a cambio de que a él le libre de su padre
Como cualquiera hubiera hecho ante semejante propuesta, Heines sigue con
su vida, hasta que poco despues Bruno se presenta en su casa, con las gafas de
su esposa Miriam, como prueba de que ha cumplido su parte del trato, por lo que
exige del sorprendido viudo, que él mate a su padre
Pero como Guy es sospechoso, con vigilancia,
no se atreve a confesar la verdad, y no consigue zafarse de Bruno, que
convencido de que ha sido traicionado, está dispuesto a dejar en el lugar de la
muerte de Miriam una prueba irrefutable de la culpabilidad de Guy, que se ve
forzado a intentar impedirlo
Aprovechando al maximo la luz, que resaltan tanto unos ojos enloquecidos,
como asustados, el director ingles nos lleva a escenas inolvidables. Nadie puede
creerse que esté viendo un asesinato a traves del reflejo de las propias gafas
de la victima.
Inolvidables son tambien las sombras que se mezclan a la salida de un
tunel en el parque de atracciones, donde el alargamiento de un perfil trata de
confundir al espectador, como en un juego de sombras chinescas,
y memorable es la cámara efocando la mano que se estira en una
alcantarilla buscando un encendedor y lo que puede ocurrir con un tiovivo
enloquecido
Para crear el ambiente opresivo del inocente sin salida, Alfred Hitchcock
se apoyó en la adaptación que le escribió Raymond Chandler sobre la obra de
Patricia Hightsmigh del mismo título. Obra maestra por tanto del cine
negro que se apoya en un título emblemático de la novela de dicha clase
Farley Granger encarna al tenista y futuro político que ve que, a cambio
de librarle de un modo violento de una esposa inoportuna, su carrera deportiva y
futuramente política se pueden venir abajo, porque no dispone de medios para
probar su inocencia y es claramente beneficiado por el asesinato. Se trata,
realmente de un regalo envenenado
Robert Walker es Bruno Antony, el rico inteligente y perturbado al que se
le ocurre “intercambiar” los muertos: la policía nunca conseguirá
relacionar a la victima con el asesino, no se conocen y no hay movil. El
director explota al máximo la mirada del actor, incluso su forma de fumar, de
moverse, sus apariciones en escena con sus batines floreados. Un hombre sin
moral, ni límites, y por tanto, imparable
Ruth Roman es Anne Morton, hermosa, elegante, con clase, exactamente lo
opuesto a la esposa de Heynes, por la que el espectador no puede sentir ninguna
simpatía. El rasgo de misoginía que a Hitch le gustaba insinuar, queda en este
caso perfectamente reflejado
Envolviendo toda la obra, tanto las actuaciones de un desquilibrado, como
el ambiente de una sociedad privilegiada o las dudas angustiosas de la persecución,
se encuentra la música, totalmente ajustada, de Dimitri Tiomkin, a cuyo ritmo
parece que aumentan o decrecen las pulsaciones
El director en este caso, como se ha dado en otras ocasiones en la
historia del cine, realizó dos montajes, el llamado americano,
mundialmente conocido, y otra versión, la llamada inglesa de mayor
metraje, que se diferencia de la anterior en pocos detalles, pero los
suficientes para dar a este montaje una mayor ambigüedad: se conoce que el
director consideraba que no era necesario darle a un espectador no americano un
final demasiado claro o digerido
Despues de la película hay que hacer como los personajes, convencerse
que no se puede hablar en el tren con cualquier desconocido, por que o puede ser
un maníaco asesino o un borracho que no sirve ni siquiera como coartada cuando
hace falta
Otra obra inolvidable e imprescindible de Hitchcock, como hay que repetir
de tantas de sus películas
Clara
Ficha tecnica Comentario Carteles
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