La historia oficial (La historia oficial) (1985)

Datos

Argentina, Color

Director

Luis Puenzo

Intérpretes

Hector Alterio, Norma Alejandro, Hugo Arana, Chunchuna Villafane, Jorge Petraglia, Chela Ruiz, Patricio Contreras, Guillermo Battaglia, Analia Castro, Maria Luisa Robledo

Comentario

                  Le costó mucho a la República Argentina enfrentarse con la historia del periodo 1976/1983,  porque como siempre ocurre al fin de una dictadura hay muchos sentimientos e intereses enfrentados

                  Una de las mas brillantes incursiones en el tema se estrenó en 1985, en que el tema se plantea no desde el punto de vista de las victimas, sino del sector de la población que no se vió afectada por la dictadura y la represión, el sector de la sociedad que consideró que se trataba unicamente de acabar con la subversión y cerró las puertas y las ventanas para no ver lo que ocurría fuera

                  Y a ese grupo pertenece Alicia, un mujer de la alta burguesía, profesora de un instituto masculino. Está casada con Roberto, un ejecutivo de una multinacional americana. El ambiente social en que se desarrolla la vida del matrimonio se plasma en unas pocas escenas de forma clara y económica, mediante una cena a la que asisten amigos y compañeros del marido, alguno de ellos militares, alguno de ellos americanos. Con cinco minutos de conversación alrededor de una mesa y la conversación del matrimonio al llegar a casa se centra la situación de los dos personajes centrales en los que descansa toda la historia

                  Pero tras esa cena, en un café en que se reunen una grupo de antiguas compañeras de colegio,  y luego, en su casa, a través de su mejor amiga, Alicia oye hablar de cosas que desconocía: picana, violaciones, cárceles clandestinas, mujeres embarazadas que desaparecían. Y Alicia, que es una mujer acomodaticia, pero inteligente liga eso con cosas que oye en el instituto, donde algún alumno arriesgado le deja en la mesa fotografias de desaparecidos

                  Eso le hace pensar por el origen de su hija adoptiva, del que su marido nunca le ha contado nada, y sobre lo que ella no ha insistido, porque su afán por la maternidad era lo mas fuerte. Como él se niega a hablar ella empieza a moverse en ambientes hasta entonces desconocidos. En la calle ve las primeras manifestaciones tras la dictadura, comienza a ver las concentraciones de las abuelas de la Plaza de Mayo, habla con gentes con las que no había hablado nunca, comprueba que hay una vida muy diferente a la que ella ha llevado, y la curiosidad, como suele ocurrir, hace saltar por los aires su seguridad y su vida

                  Así descubre que su marido no es solo un ejecutivo y padre de familia, sino que intuye que ha debido tener mucho que ver con la represión, cosa facil de creer ante la terrible reacción de crueldad y violencia con la que reacciona contra ella al ver que sabe, que duda, que juzga

                  La película aparte de imágenes de manifestaciones, que permiten intuir el cambio que está a punto de producirse en una sociedad, es intimista, se apoya en los protagonistas, en las magnificas interpretaciones de Norma Aleandro y Hector Alterio. Hay escenas y primeros planos sin palabras, y la mirada de Norma, incluso el cambio de estilo en su forma de vestir, de peinar, que denota su cambio de forma de pensar, sus lágrimas y sus sonrisas, las miradas duras de Alterio, que denotan la dureza que hay tras la amabilidad y ternura hacia su familia, sustituyen en muchas ocasiones a un guión por otra parte muy bien construido.

                  Dirigida por Luis Puenzo, es una llamada de atención por la que cualquier espectador puede sentirse aludido, por cuanto siempre es mayoritaria la mayoría silenciosa, que no participa activamente en la marcha de la historia, hasta que la historia, de una u otra forma les aplasta, porque cuando los cimientos enteros de una sociedad se derrumban, nadie queda fuera de sus efectos. El mensaje de la película, y sobre todo su final silencioso, esa puerta tras la que Alicia deja a su marido, sus principios anteriores y su vida entera, es que nadie puede, por mucho que lo intente, mantenerse al margen de los movimientos de la sociedad en la que uno vive, y ese esfuerzo de la sociedad argentina por mirarse en un espejo fue tambien comprendido a nivel internacional, por cuanto La historia oficial consiguió el hasta ahora único Oscar de la cinematografía argentina, en 1985, como Mejor Película Extranjera