Spielberg aprovecha esta entrega de
su héroe para darnos a conocer por primera
vez datos de su vida, y hasta conocemos el
origen de la cicatriz en el mentón: el
mismo se da un golpe con el látigo que usa
por primera vez para ahuyentar a un león,
consecuencia de una escaramuza de
juventud, en que consigue recuperar una
antigua cruz, pronunciando su famosa fecha
“debería estar en un museo”: el chico
prometía
El arranque de la historia en
realidad se sitúa en un casual aviso que el
profesor Jones recibe de un financiero
enamorado de la historia: los restos de una
antigua lápida que al parecer puede
corresponder a un cruzado. Y esta lápida se
relaciona con la desaparición del padre de
nuestro protagonista, el estudioso, lejano y
distraido Doctor Jones, interpretado con la
contundencia de siempre por un genial Sean
Connery, que llena la pantalla con su mohín
desdeñoso, su hablar irónico y hasta con
la forma de abrir un paraguas mientras pasea
por una playa espantando a los pájaros.
Para localizar a su desaparecido
padre, Indiana cuenta como referencia con un
cuaderno de anotaciones sujeto con una goma
que ha recibido en el correo. Así se
entera, junto con su despistado compañero
de docencia que su padre había ido a
Italia, y allí van,
encontrando a una deslumbrante rubia
que estaba con él en el momento de su
desaparición.
Pero Indy está siendo utilizado,
como lo ha sido su padre por la chica, una
agente alemana, para que le conduzca, por
cuenta de sus amos, hasta la tumba del
Cruzado y de ahí, por todos los recovecos
imaginables, hasta el Cáliz que Cristo
utilizó en la Ultima Cena.
La peripecia lleva a los personajes
desde Italia a un castillo en la frontera
entre Suiza y Alemania y a una misteriosa
cueva, que al final de la cinta
identificamos con las ruinas de Petra, en
Jordania. En medio, Indiana y su padre,
subidos en un dirigible de la época, tratan
de recuperar el tiempo perdido en su relación
filial, huyen en moto con sidecar de una
patrulla nazi, e incluso Indiana tiene, para
despistar, que vestir uniforme alemán
Al final el héroe, no solo consigue pasar una serie de pruebas crípticas
que permiten llegar hasta una sala llena de cálices,
donde hay que acudir a algo mas que la
intuición para determinar cual es el Santo
Grial, y además, gracias a él, salvar la
vida de su padre, para que al final que el
sagrado Cáliz caiga en una sima y se pierda
para la codicia humana
De las cintas de la serie estrenadas
hasta ahora es la que, sin moverse del género
de aventuras, trata de acercarse de una
forma mas personal y rompiendo algunos
estereotipos al hombre que hay bajo del héroe,
con lo que queda mas heroico aún,
resaltando además su faceta seductora y
conquistadora, de galán irresistible. El único
problema es que él es el seducido
Pero la gran diferencia que puede
presentar esta entrega es el reparto, y es
que como ya he dicho antes, la presencia en
una cinta de Sean Connery cambia el reparto
de papeles, y el propio personaje central
aparece hasta cierto punto oscurecido por la
presencia del veterano actor, que da un
punto acertado y muy personal al despistado
y estudioso padre del héroe, dotando al
personaje de la ironía, toque de cinismo y
elegancia, incluso en las condiciones mas
desarrapadas con las que el actor escocés
viste siempre sus creaciones. No hay que
olvidar que hasta consiguió dar elegancia a
unos pantalones cortos y una camiseta
sudados y una coleta canosa, en medio del
clima tropical en Los Últimos días del Edén,
por lo que le tuvo que resultar sencillo
vestido de traje de tweed y pajarita
|